FOTO 1: Máximo Carvajal. FOTO 2: Trabajo de Máximo.
MÁXIMO CARVAJAL
HISTORIAS DE GUERRA
Por Miguel Ortiz
Óscar Camino me comentó un día
que en El Mercurio que en la sección publicidad había un dibujante
nuevo que dibujaba historietas. “Si quieres te lo presento” me
dijo, le respondí que bueno. Fui como a las 18 horas, momento en que
podía salir Máximo del trabajo, lo mismo que Camino. Fuimos al bar
Nacional a comer empanadas y beber una cerveza. En la conversación
salió a relucir que Máximo también había trabajado en Clarín
pero aceptó gustoso cuando le ofrecieron trabajo en El Mercurio.
Para él, lo mismo que para mí, la meta era Zig Zag.
Yo empecé a trabajar en Zig Zag
como ayudante de Themo Lobos cuando un día apareció Máximo
preguntando por Themo. Traía un cómics de ciencia ficción. Me lo
mostró, tenía un estilo parecido al dibujante argentino Solano
López. En ese tiempo, 1963, estábamos trabajando para la revista
Rocket dirigida por Themo, tema ciencia ficción. Le dije que me la
dejara y regresara al otro día para pagársela. Como ya nos
conociamos me conversó de sus proyectos que eran muy similares a los
de todos los dibujantes de la época. También se emocionó al estár
en Zig Zag.
Me ofreció enseñarme a hacer
guiónes y cumplió su palabra. Gracias a él hice la mayoría de los
cómics que dibujé con mis propios guiónes salvo los que me hacían
Omar Ramírez y Osvaldo Muñoz Romero. Volviendo a mi amigo Máximo,
me comentaba en ese entonces que los cómics de guerra le apasionaban
sobre todo los de aviación, no por lo terrible que es una guerra
sino por las maniobras en el cielo de los aviones. La última vez que
estuvimos juntos fue cuando murió Jorge Vivanco. Fuimos con Abel
Romero al Quita Pena. En ese momento nos dijo que en cualquier
momento podía morir. Con Abel lo tomamos como broma.
Y lamentablemente, era cierto...
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